A QUEMARROPA - AVENTURAS DE JESS W. EARP EN EL SALVAJE OESTE DE ASTURIAS - SÉPTIMA ENTREGA: REALISMO GÓTICO | JESÚS PALACIOS
Aventuras de Jess W. Earp en el Salvaje Oeste de Asturias
En la Frontera sobra tiempo para leer. Las enormes distancias, los lentos medios de transporte, son factores bienvenidos por aquellos que combinamos nuestras pasiones cinegéticas por la caza de humanos y el tiro al blanco, el negro o el cobrizo (nunca he sido ni seré racista) con las literarias. Por ello la Novela, así, con mayúscula, es el género por excelencia de la Frontera. La Novela y el Novelón, cuantas más páginas mejor, son compañero fiel del mountain man aislado por la nieve, del guía perdido en el desierto, del vaquero trashumante o el desperado errante perseguido por la ley.
Por eso, saludo quitándome mi Stetson novelas más largas que un día sin whisky o sin tequila como Nuestra parte de noche (Anagrama) de Mariana Enríquez, por supuesto cuando son, como en este caso, lecciones de narrativa brillante y absorbente, tanto en contenido como en continente. En primer lugar, confieso que me gusta leer en argentino. Será por mis años entre la Pampa y la Patagonia salvaje, entre gauchos templados como el fierro y mapuches irreductibles, pero el caso es que la prosa argentina lo es doblemente para mí, y suena en mi oído interior con una musicalidad que la dota de encanto dúctil y poético, ajeno al seco castellano de la madre patria.
Dicho esto, Nuestra parte de noche no podía sino atrapar a un cautivo de la novela de terror como soy yo, inclinado a la oscuridad y a ese horror que vislumbrara el Coronel Kurtz, que aquí cobra cuerpo y forma sólidas, más afines a un Mal con raíces lovecraftianas y ocultistas, sin dejar de ser la línea de sombra que, como bien expresa su título, acompaña al ser humano en lo más negro de su corazón.
Sin embargo, el milagro de Nuestra parte de noche no es sólo estar construida como un perfecto artefacto narrativo que salta en el tiempo y el espacio, cuyas partes encajan eficazmente en un todo orgánico funcional, que ya es mucho. No es sólo conjugar en una misma dimensión literaria los mundos de Stephen King, Clive Barker, Aleister Crowley o el cine de horror extremo, con Martyrs a la cabeza, con la tradición rioplatense del fantástico conspiranoico, ejemplificada por Arlt, Borges, Cortázar, Silvina Ocampo, Bioy Casares, Mújica Laínez o Ernesto Sábato ―la novela a la que más me recuerda es De héroes y tumbas, con su Informe sobre ciegos incluido―, donde si aquellos buscaron inspiración en los clásicos góticos que les correspondían por edad (Poe, Maupassant, Machen, M. R. James, Lovecraft...) ella la encuentra en los citados góticos modernos con naturalidad.
De izquierda a derecha: Roberto Arlt, Borges y Cortázar |
No es sólo que para quienes degustamos las profundidades abisales del género sea todo un disfrute descubrir los cameos de un David Bowie a punto de entrar en su periodo de andrógino mesías del Glam, en un Swinging London esotérico digno de las páginas del Robert Irwin de Satán me quiere, o las nada casuales concomitancias entre la siniestra casta de los Mathers y el “MacGregor” Mathers que fundara la Golden Dawn. O que la búsqueda del médium perfecto recuerde, amén de a La semilla del diablo, al obsesivo Trabajo de Babalon para conseguir un Hijo de la Luna que envenenó los días de La Bestia. Encajado todo con mitos autóctonos como el Invunche o veladas referencias a pioneras de la antropología como Zora Neale Hurston.
Celebración de los Ritos de Eleusis de Crowley en Londres (1910) |
No, lo mejor es que, al contrario que los juguetes hipermodernos de Danielewski o tantos otros cultivadores de una metaliteratura extrema que cada vez es más “meta” y menos literatura, Nuestra parte de noche es una novela que se leer para saber qué les pasa a sus protagonistas. Una obra que, a pesar de referencias y guiños, puede ser leída pasando sobre estos, disfrutando igualmente de su trama, personajes y emociones.
La casa de hojas de Danielewski: Elevated Horror metaliterario, más Elevated que Horror, más meta que literario |
Contrariamente a lo que pudiera parecer, la novela de Mariana Enríquez es una Novela Clásica. Un best-seller, de cuando la palabra best-seller designaba las obras de García Márquez o John Fowles. Una narración de horror gótico cuya dimensión histórica y social, su crónica sutil de la dictadura y su crítica feroz a las oligarquías que se cimentaron sobre miles de cadáveres, se imbrican perfectamente, creando personajes con los que empatizamos y a quienes seguimos hasta el final en su descenso a los infiernos.
Mariana Enríquez, Premio Celsius en la Semana Negra de Gijón 2020 |
Este It reescrito por Ernesto Sábato, es mucho más que eso, más que la suma de sus partes. Es una novela “de las de antes”. Y una donde destaca un héroe viril y masculino ―a fuer de bisexual―, magnético, tierno y violento, reelaboración proletaria del beaux ténébreux gótico, que domina gran parte de la acción con su impresionante físico y personalidad. Lujo que hoy en día solo puede permitirse una escritora.
Jesús Palacios 😈
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Habrá que disfrutarlo
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