Octava entrega de las columnas de Jesús Palacios en A Quemarropa, diario de la XXXVI Semana Negra 2023 | Jesús Palacios

DIARIO DE UN EXORCISTA VIII

Index librorum prohibitorum



na de mis principales obligaciones como exorcista de Su Santidad, así como Principal de la Congregación de los Ritos, es elaborar, allí donde me halle, un Índice de libros como mínimo dudosos, sospechosos de constituir cualquier clase de sacrílego llamamiento contra la Fe cristiana en general y la católica, apostólica y romana en particular, por sutil o disimulado que parezca.

 

Confesaré aquí, en la intimidad de este diario, que se trata de una de mis misiones más gozosas, puesto que paradójicamente y como si Dios Nuestro Señor quisiera así ponernos a prueba, son esta clase de libros los únicos interesantes, divertidos y dignos de atención lectora. Como ya dije en otra ocasión, no es vana la sospecha de que la verdadera intención del famoso e infame Index librorum prohibitorum era, sobre todo, reservar la lectura exclusiva e inclusiva de sus volúmenes, enclaustrados en las mazmorras de la Biblioteca Vaticana, tan solo a los más altos rangos de la curia. Los demás… ¡ajo y agua! A leer breviarios, catecismos, vidas de santos, imitaciones de Cristo y demás obras pías y aburridas.

 


Por supuesto, la SN está repleta de obras con estas irreverentes características, así que me he llevado un buen puñado para su atenta lectura y análisis vaticano: La quinta del 57 (Júcar), una de las raras novelas del poeta estadounidense William Heyen, nostálgica historia de amor y desamor que comienza en la high school americana de los años cincuenta para renacer en plenos ochenta posmodernos, con aroma a David Lynch, trufada con la presencia musical de diabólicos personajes como Elvis Presley, Bill Halley, Fats Domino o Little Richard, apóstoles negros, a veces literalmente, del satánico rock´n roll que envenenó las mentes juveniles de su tiempo (aunque es cierto que en el milenio del reguetón suena a música de ángeles…).

 

Paco Ignacio Taibo II, demoníaco instigador original de la Semana Negra

Un pichón recalcitrante, de Donald Westlake, y La vida misma, de Paco I. Taibo II —demoníaco instigador original de la SN, a quien vi deambular juvenil por el recinto. No hay duda de que ha firmado un pacto con Satán—, ambas en la significativamente bautizada como colección Etiqueta Negra de Júcar. Cielo trágico (Ultramar), de John D. MacDonald, una aventura de su hedonista y mujeriego investigador privado Travis McGee; Los fuegos del edén (Círculo de lectores), de Dan Simmons, horrores paganos hawaianos, por el blasfemo autor de La canción de Kali y El Terror.

 


Un cómic (horrenda forma de artes negras que tantas y tantas mentes inmaduras ha destruido), protagonizado por el bárbaro Conan del no menos pagano Robert E. Howard, en versión gráfica del guionista Roy Thomas y el prerrafaelista ilustrador Barry Smith. La nueva y obviamente impía distopía enfermiza de Sergi Puertas: La cepa afgana en Barcelona (Pez de plata), que hace befa y mofa de la Covid; Placeres últimos (Borrador) de Goran Tocilovic, otra distopía negra que disfraza apenas una carta de amor obscena al cine porno de los 70 y 80, el porno chic, con lenguaje no menos pornográfico y salaz…

 

Crisanta, próximamente en el nuevo Index librorum prohibitorum, y su impío autor

Punto y aparte reservo, sin embargo, para la mejor, digo la peor de todas las obras caídas en mis manos: Crisanta (Alianza), del perverso y descarado Juan Ramón Biedma. Una auténtica pesadilla de Ocultismo y magia negra en la Sevilla de 1936, tomada por los Nacionales, donde no hay ni un solo personaje positivo, repleta de crímenes monstruosos para invocar a los muertos y escapar a los vivos. Robos de iglesias y objetos de arte sacro de valor incalculable; torturas, fusilamientos, asesinatos, adulterios y traiciones sin cuento (bueno, contar sí que las cuenta, y con un castellano perfecto, atmosférico, evocador y al tiempo brutalmente conciso y eficaz); descabelladas sociedades espiritistas, casonas embrujadas que son portales dimensionales a quién sabe qué otra realidad...

 

Una novela coral con protagonistas tan fascinantes y antipáticos como la propia Crisanta, traficante de arte y vidente sin escrúpulos; el sádico y brutal capitán Mayordomo, capaz sin embargo del máximo sacrificio por amor; el absurdo Chacón Carter, ingenuo investigador ocultista que se cree Conan Doyle o más bien el profesor Challenger, perdido en el país de la bruma; e incluso, blasfemia final, el sacerdote legionario, adúltero y lascivo, amén de asesino y traidor, Juan Serrador, ¡tan jesuita como yo!

 

Imagen del primer Congreso Espiritista Internacional en 1888, celebrado en la ciudad de Barcelona

Excelsa en su abyección, erudita en sus arcanos, que van del teatro de magia del siglo XVIII y la poesía renacentista al vientre de la Guerra Civil o la parafernalia espiritista y parapsíquica de la época, les prohíbo, me escuchan, LES PROHÍBO terminantemente que lean Crisanta. Además, como no se den prisa en comprarla se quedarán sin ella, porque es seguro como la muerte y los impuestos que la edición entera irá a parar a los sótanos del Vaticano, para disfrute único y exclusivo de la nunciatura. En cuanto a su autor, voz única y singular en el género fantástico y negro nacional, le auguro una estaca en el quemadero correspondiente, para que arda como debieron arder en su día Valle-Inclán, Emilio Carrere, Baroja, Jesús de Aragón, Eduardo Zamacois, Hoyos y Vinent y otros irreverentes escritorzuelos bohemios, de quienes se erige hoy en descarado heredero y directo descendiente.

 

Los blasfemos escritores bohemios de principios del siglo pasado, retratados por Picasso

 

Transcripción de D. Jesús Palacios,
Hermano lego de la Compañía de Jesús,
Secretario de la Congregación de los Ritos.

 

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