Segunda entrega de las columnas de Jesús Palacios en A Quemarropa, diario de la XXXVI Semana Negra 2023
Típica fiesta de prao veraniega asturiana |
o primero que me ha llamado la atención de la Semana Negra, pese a que ya había sido advertido al respecto, es su aspecto e índole festivos. Aunque sin duda se trata de un evento cultural, al mismo tiempo se sustenta en una serie de actividades puramente lúdicas y populares, que van desde conciertos de música (y no sacra, precisamente) hasta atracciones de feria, puestos de comida y bebida, venta ambulante y actuaciones callejeras. En cierto sentido, me ha parecido uno más de los festivales religiosos propios de la temporada de verano, que bajo su apariencia cristiana y piadosa esconden a duras penas su celebración hedonista, materialista y sensual de la canícula, con carácter netamente pagano y poco o nada edificante.
Semana Negra de Gijón, ¡viva el fiestón! |
Como hombre de Iglesia y, más aún, como representante de la Congregación de los Ritos, siempre he encontrado esta cuestión algo irritante y difícil de justificar. Soy consciente de que se trata de una forma de instrumentalizar las viejas festividades paganas, basadas en impías supersticiones y cultos obscenos a falsos ídolos, disfraces de Satán y sus legiones, para, de esta forma, exorcizar, por decirlo en términos propios de mi labor ecuménica, su esencia diabólica y transformarla en una fuerza al servicio de la Santa Madre Iglesia y de Jesucristo Nuestro Señor. Pero, al mismo tiempo, no puedo dejar de preguntarme si, en el fondo, no será justo lo contrario: ¿no estaremos cayendo en una treta sutil y retorcida del Señor de las Mentiras? ¿No será acaso esta una forma de mantener vivos los cultos arcaicos y las divinidades blasfemas del pasado, bajo el disfraz de fiestas tan solo aparente y nominalmente cristianas? Recordemos el sabio refrán: “El hábito no hace al monje”. Quizá bajo el hábito de las festividades veraniegas que celebran santos y vírgenes a lo largo y ancho del mundo católico se esconde el Señor de la Pata Hendida, brincando alegremente, riendo con balido de príapico macho cabrío, mientras sus fieles, borrachos, sudorosos, semidesnudos y dando tumbos por las calles, entonan cánticos teñidos de obscenos dobles sentidos amén de ensalzando el santoral y las diferentes encarnaciones de Nuestra Señora como si de auténticos dioses (¿o demonios?) se trataran, a la par o por encima del Creador.
Sanfermines, fiesta popular o sacrificio sangriento |
Pongamos por caso los típicos Sanfermines, recién iniciada su celebración casi al tiempo que la de esta Semana Negra. ¿Qué tienen de santo o de cristiano unas fiestas en las que animales inocentes son torturados por las calles de la ciudad, rodeados de “mozos” enloquecidos por el vino, que les persiguen o les huyen entre el fragor de tambores y música bestial? De todos es sabido que bajo la égida del decapitado San Fermín de Amiens, mártir y primer obispo de Pamplona, se da rienda suelta a instintos animales que acaban a menudo en tragedia. Violaciones en manada, peleas callejeras, heridos y muertos bajo las astas de unas criaturas sin culpa alguna llevadas al paroxismo del terror. Sacrificios humanos, en definitiva, que nos devuelven a los mitos y ritos cretenses más sanguinarios, anteriores a la redención por la sangre derramada, quizá inútilmente, por Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz.
Sin embargo, si desde hace siglos la Santa Madre Iglesia permite e incluso promueve estas fiestas, por algo será. No soy quién para enmendar a aquellos sin duda mucho más sabios que yo. Pero como jefe de exorcistas del Vaticano, me cuesta a menudo no ver la mano del diablo en tantas ferias y festividades populares que, a mi entender, toman el nombre de Dios en vano. Curiosamente, veo más sana y honesta esta Semana Negra que, en definitiva, utiliza lo lúdico y popular para apuntalar su visión laica y descreída pero sin duda sincera de la cultura, sin renegar de sus principios, por más que me puedan resultar ajenos. En fin, por suerte este diario es estrictamente personal, pues quizá estas reflexiones no fueran bien recibidas por algunos en la Santa Sede. Yo mismo me pregunto si no estaré siendo tentado por algún astuto diablillo de esta Semana de sospechoso color. Rezaremos hoy con la esperanza de ser iluminados y, sobre todo, de mantener mi alma apartada de la tentación que ese olor de chorizo a la sidra, de pulpo a feira y sidra dulce me trae desde las carpas de la feria semanera. ¡Dame fuerza, Señor! ¡Vade retro, Satanás!
Fiestas paganas - Semana Negra
Eres un golfillo
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