El "Muñeco diabólico" que todos llevamos dentro | Rakel S.H.

Estreno 28 de junio de 2019
Muñeco diabólico (Child´s Play)
Resultado de imagen de chucky 2019
Vértigo Films

Valoración: Buena. Es una entretenida actualización de la película de 1988, que escribió en su día Don Mancini y dirigió Tom Holland, adaptada a los nuevos tiempos tecnológicos, pero con desarrollo de guion de los ochenta.
Muy divertida, gustará mucho a los fans de Chucky.
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Filosofando sobre:
¿Está el mal programado? | Rakel S.H.

Mientras en el film de 1988 Chucky era un muñeco poseído por un vil individuo encarnado por Brad Dourif, en esta renovada versión dirigida por Lars Klevberg se trata de un lienzo en blanco, pero con una programación potencialmente peligrosa. El juguete se presenta esta vez como una inteligencia artificial con tendencias violentas, que aprende de situaciones contradictorias de su entorno y acaba convirtiéndose en todo un ejemplo de psicópata obsesivo. No entraré en este momento a filosofar sobre los pros y los contras de la inteligencia artificial —lo dejaré para otra ocasión—, sino que plantearé las preguntas que sugiere esa programación potencial hacia la violencia, como si de la genética se tratara.

En un estudio sueco sobre criminales violentos publicado en la revista Molecular Psychiatry, se comenzó a ver una relación entre las variantes de dos genes —MAOA y CDH13, la absorción de dopamina y las conexiones neuronales que derivaba en conductas agresivas. A esta variante se la llamó "gen del guerrero" o "gen del mal" y todavía sigue debatiéndose entre detractores, escépticos y partidarios.

Este estudio nos lleva a hacernos varias preguntas:

Si la genética nos determina hasta el punto de ser criminales en potencia, ¿no habría alguna manera de anticiparse al delito e, incluso, de eliminar la posibilidad del mismo mediante la ciencia?

Y siendo una circunstancia ajena a la voluntad del individuo, ¿qué implicaciones legales tendría tal descubrimiento?

¿Podría una persona con esta variación sobreponerse a ella y controlarla como puede hacerse con otras predisposiciones genéticas?

En cualquier caso, sea esta supuesta programación determinante o no, queda mucho por investigar al respecto; recordemos, por ejemplo, que los primeros estudios en profundidad sobre asesinos en serie son de los años 70, hace casi nada. Sería conveniente seguir buscando respuestas sobre estas conductas extremas y antisociales, para descubrir su origen y motivaciones y así, tal vez, hallar posibles soluciones. No tiene ningún sentido que metamos en el mismo saco al que asesina en una pelea de bar, al que lo hace enajenado por un momento de desesperación o por una enfermedad mental grave y al que se dedica a coleccionar trocitos de sus víctimas, además, sintiendo placer al consumar actos execrables.

Por otro lado, también se han desarrollado varios estudios sobre la idea de que es el medio el que condiciona al individuo, partiendo de la premisa de que es bueno por naturaleza, como la idea del lienzo en blanco del muñeco que citamos al comienzo de este artículo. Tanto los experimentos de Stangley Milgram y Philip Zimbardo (1061 y 1971, respectivamente) relacionaban situaciones de poder —el primero como sujeto pasivo, pues obedecía órdenes, y el segundo, como activo, porque justificaba el uso de la violencia para controlar una situación dada— con la capacidad humana de realizar acciones de extrema crueldad. Se proponía, en ambos casos, que era el entorno el que ponía al ser humano en una situación límite tal que difícilmente tenía otra opción que actuar de manera violenta.

Quizá haya algo de los dos planteamientos en la realidad y también, un poco de instinto primitivo de especie competitiva y agresiva, así como de un cierto efecto secundario de alcanzar lo que hemos llamado inteligencia con sus muchas taras y obsesiones, porque no creo que la mayoría seamos como un autómata que conforma exclusivamente su existencia según su aprendizaje y experiencia. Tal vez la mayoría no tenga ese gen maligno, pero tampoco somos seres puros de luz... Hay una extensa gama de grises y, como suele decirse, cada persona es un mundo.

Chucky representa a uno de esos individuos con tendencias homicidas, pero también al que se educa para convertirse en criminal. ¿Somos lo que somos o lo que la vida hace con lo que somos? ¿Tenemos un muñeco diabólico potencial en nuestro interior? En la película, éste aprende de sus conflictivas compañías que la mejor forma de gestionar las emociones es de manera agresiva, habilidad que además le viene de serie. ¿Chucky es un incomprendido? ¿Se comporta según lo ha condicionado su entorno o bien, hace lo que puede con sus variantes programáticas?


Ficha técnica:


Dirección
Lars Klevberg

Guion
Tyler Burton Smith (Personajes: Don Mancini)

Música
Bear McCreary

Fotografía
Brendan Uegama

Reparto
Aubrey Plaza,  Brian Tyree Henry,  Tim Matheson,  Gabriel Bateman,  David Lewis, Ty Consiglio,  Amber Taylor,  Beatrice Kitsos,  Carlease Burke,  Hannah Drew, Kristin York,  Nicole Anthony,  Veenu Sandhu,  Ben Andrusco-Daon,  Johnson Phan, Zahra Anderson,  Anantjot S Aneja,  Marlon Kazadi,  Trent Redekop,  Eddie Flake, Michael Bardach,  Kenneth Tynan,  Ariana Nica,  Amro Majzoub,  Nicholas Dohy




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