BELA LUGOSI QUE ESTÁS… ¿EN LOS CIELOS? | Jesús Palacios

 


🦇#Comics

LUGOSI. ASCENSO Y CAÍDA DEL DRÁCULA DE HOLLYWOOD. Humanoids/Desfiladero Ediciones. Valencia, 2022. 160 págs.


a figura de Bela Lugosi, uno de los actores fundamentales y fundacionales del cine clásico de terror, y no sólo por haber sido el primer auténtico Drácula de la pantalla, no es fácil de abordar. Lo sé, porque yo mismo he escrito con cierta frecuencia sobre él. Sobre su persona y su personaje, su vida y su leyenda. La tentación de ceder antes a la fantasmagoría que a la biografía, a la fantasía que a la realidad, no es quizá tan acuciante a veces como justo la contraria: desmitificar su figura, trazar una suerte de biopic revisionista que ponga el acento en sus debilidades humanas, en sus vicios antes que en sus virtudes y en su lado peripatético antes que en el glamour hollywoodiense o la cinefilia. Por supuesto, la verdad o, al menos, lo más próximo a la verdad a lo que quizás se pueda aspirar, ha de ser algo intermedio, sin por ello resultar necesariamente soso o desapasionado.

 


Es cierto que aproximaciones mágicas y casi surrealistas, como la deliciosa Bela Lugosi. Biografía de una metamorfosis (Anagrama, 1987) de Edgar Lander (pseudónimo de Edgardo Franzosini), quizá mi primer encuentro con un ensayo alrededor de la vida del actor, poseen mucho encanto, con su desprejuiciado juego metaficcional, que usa y abusa del arquetipo vampírico y sus connotaciones para trazar un perfil casi diríamos psicomágico del actor y su sombra, abundando en aspectos oníricos, románticos y legendarios. La mirada de Lander es propia del crítico-chamán que sigue los alucinantes caminos abiertos por cinéfagos como los surrealistas Jean Ferry o Ado Kyrou, por la escuela de Jean Boullet, Michel Laclos y el resto de fabulosos críticos de Midi-Minuit Fantastique y L´Ecran Fantastique. Pero cuando el lector busca también un cierto grado de información objetiva, de hechos simples y desnudos, sin caer en excesos en un sentido u otro, este enfoque se le queda pequeño y grande al mismo tiempo.

 


Existen, claro, un buen número de prolijas biografías de Lugosi a nuestra disposición, como los dos libros que le dedicara el periodista y crítico de cine español Javier Cortijo, editados por T&B, o las distintas y rigurosas biofilmografías publicadas a lo largo de los años en inglés: Lugosi: The Man Behind the Cape (1976) de Robert Cremer, The Inmortal Count: The Life and Films of Bela Lugosi (2003) de Arthur Lenning, o Lugosi: His Life on Film, Stage, and in the Hearts of Horror Lovers (2006) de Gary Rhodes. No resulta extraño que estas últimas, amén de otras muchas fuentes, hayan sido consultadas con provecho por Koren Shadmi para crear su propia versión de la vida del actor: Lugosi. Ascenso y caída del Drácula de Hollywood.

 

No hay más remedio que quitarse la capa con respeto y admiración ante esta muestra del mejor biopic formato cómic que hemos leído en mucho tiempo. Máxime cuando aborda un personaje tan fácil de desvirtuar, para bien o para mal. El prestigioso y premiado artista israelí no es ajeno a la biografía dibujada, como demuestra su anterior Rise of the Dungeon Master: Gary Gygax and the Creation of D&D (2017), pero si en aquella dejaba el aspecto literario en manos del guionista David Kushner, aquí ha decidido tirarse directamente al ruedo, con más que notables resultados.

 


Desde el punto de vista narrativo, el Lugosi de Shadmi es tan ameno como preciso. Arrancando con un flashback que parte del ingreso de la arruinada estrella en una clínica de desintoxicación para actores, a mediados de los años 50, nos presenta un ágil y bien documentado recorrido a lo largo de su vida, interrumpido cada cierto tiempo por el retorno al flashback, como recurso que alivia el relato lineal, construyendo así un ritmo netamente cinematográfico que no solo no agota al lector, sino que bien al contrario le arrastra página tras página hasta su inevitable final.



Shadmi no se deja llevar en ningún momento ni por los excesos sentimentales al estilo del Tim Burton de Ed Wood (1994), ni por los de un Hollywood Gothic trágico y grotesco a lo Baby Jane. Su perspectiva se mantiene siempre equilibrada, trazando un retrato de Lugosi hecho por igual de luces y sombras, que no oculta ni sus veleidades de estrella que acabará estrepitosamente estrellada, ni sus peores rasgos egocéntricos, misóginos y mezquinos, al tiempo y a la vez que muestra también al actor sensible e inteligente, injustamente maltratado por la suerte, por la industria de Hollywood y hasta por la Historia misma, comprometido política y artísticamente, profundamente humano, capaz de despertar la simpatía y el aprecio de (casi) todos quienes le rodeaban.

 


Especial atención se presta a los primeros años de la vida y la carrera del actor en su Hungría natal, donde se significara políticamente a favor de la breve y violentamente aplastada República Soviética Húngara de Bèla Kun. También a su llegada a los Estados Unidos, con sus oscuros avatares por los teatros de emigrantes húngaros hasta alcanzar, finalmente, el papel primero teatral y después cinematográfico de Drácula, que le daría la inmortalidad, robándole también quizás el alma. Pero, ojo, Shadmi evita siempre tanto el melodrama de mal gusto, como cualquier zafio moralismo. La caída en gran medida involuntaria de Lugosi en la drogadicción, bien que aderezada por su hedonismo y afición muy voluntaria al alcohol, se expone directa y sencillamente, sin apelar en momento alguno a la sensiblería, la condena, el juicio ni el prejuicio.

 


De igual manera, el ambiguo papel de Ed Wood Jr. en los últimos años de la vida de Lugosi se presenta de forma notablemente objetiva, evitando la cursilería de Burton y apuntando sutilmente algunos de sus aspectos más dudosos (el uso y abuso que el “peor director de la historia del cine” hiciera de la decadente y enferma estrella), pero mostrando siempre, por así decir, las dos caras de la moneda, para dejar en manos del lector cualquier conclusión al respecto.



Con idéntica delicadeza y rigor se aborda también la tensa relación entre Lugosi y Boris Karloff, a menudo marcada por una no siempre sana competencia, así como por la muy distinta suerte y carácter de ambos iconos inmortales del cine de terror. Especialmente admirable resulta la capacidad de síntesis de Shadmi como guionista. Sin caer en el exceso cinéfilo o erudito, no faltan sin embargo en sus casi diríamos que trepidantes páginas ninguno de los momentos clave en la vida de Lugosi, ni apenas alguna de las películas o papeles, de la Serie B a la Z, que tuvieran cierta relevancia en su carrera.

 

Gráficamente, el estilo de Shadmi es plenamente satisfactorio. Sin perder en ningún momento la personalidad que le ha ganado ya un lugar destacado en el panorama del cómic independiente actual, con un trazo fino y aparentemente sencillo, cuya claridad y elegancia, con ligero toque de caricatura muy de fondo, es lógico que le hayan ganado el aprecio y admiración de los franceses, quienes más y mejor lo comprenden y editan, consigue también recrear las imágenes históricas y cinematográficas de sus personajes con increíble realismo y precisión.

 



Las viñetas que reproducen secuencias concretas de los filmes más icónicos de Lugosi o de sus más grotescas caracterizaciones, sorprenden por la exactitud de su resultado, a la vez que conservan su personal estilo. La elección de un falso “blanco y negro” nostálgico y elegante, remite tanto al periodo de esplendor de la Universal como a los contrastes de una biografía teñida de momentos oscuros, luminosos y grises, añadiendo algunos toques ocasionales de film noir y tenebrismo, en las dramáticas escenas donde un enfermo Lugosi se enfrenta con su doble vampírico, presa del delirio. Y es que… ¿Quién podría querer ver a Bela Lugosi en color? (Ejem... Confieso haber disfrutado bastante con la versión coloreada de Bride of the Monster (1955). Pero es que las perversiones de algunos amantes del terror no tienen fin).

 

El Lugosi de Koren Shadmi se nos aparece como una auténtica lección de cómic biográfico, que además, en la estupenda edición de Desfiladero viene acompañada por un breve y justamente elogioso prólogo del escritor Joe R. Lansdale, así como por algunas páginas finales con los siempre agradecidos bocetos del artista, y hasta útiles referencias filmográficas y bibliográficas.

 

En definitiva, una visión inteligente, sensible y equilibrada de la vida y obra de un actor consumido por su personaje, “juguete roto” devorado por ese vampiro hollywoodiense que se alimenta de los sueños y pesadillas de sus estrellas, tanto como de los de sus espectadores. Por encima de todo, el sutil retrato de un frágil ser humano hecho a partes desiguales de luz y oscuridad, paradójico y complejo, víctima y culpable al tiempo de su propio ascenso y caída como el Drácula de Hollywood. Una lectura que ningún amante del cine de terror debería perderse y que demuestra, una vez más, que Bela Lugosi no está, ni mucho menos, muerto.


Bauhaus | Bela Lugosi's Dead Original 12" (1882-1956)

 

 Jesús Palacios 😈

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